jueves, 3 de septiembre de 2009

POESÍA: ¿En qué piensa un desempleado? (Juan Acevedo)



¿En qué piensa un desempleado después de instigar a la compasión;
después de encaramarse en los adjetivos de los burócratas
y de los requisitos que engullen vidas? ¿Qué le dice su corazón
después de escuchar la mecánica letanía del “nosotros le hablamos”?

¿Qué le dirá a la nube que lo acompañó en su trayecto
y a las calles que le orientaron gustosas?
¿Qué le explicará a la vida que le presta sus minutos?
¿Qué nuevo pretexto convencerá a sus gastados y cansados zapatos?.
¿Qué nueva lógica tendrá que fundamentar
para explicarle a sus hijos que hoy no hubo nada,
que será mañana?

¿En qué piensa el desempleado que se acuesta atiborrado de esperanza
pero sin crédito ni contrato que lo cobije? ¿Qué soñará
en esas largas noches que lo acosan mientras el cristal de las ventanas
lo arrulla?

El peso cede ante el dólar
pero eso no le importa al desempleado, pues él ha bajo otros
cinco kilos y sabe que tiene más resistencia que cualquier moneda.

Cuántas veces le hubiera gustado olvidarse en las solicitudes,
de formar ejércitos con las largas filas
de componer un poema mientras esperaba.

Bien podría volverse geógrafo de empresas y fabricas,
historiador de calles y esquinas,
catalogador de resistencias bajo el sol y la lluvia.

Ha caminado y conocido más territorios
que Alejandro y Cortés juntos
se sabe todos los pretextos y las excusas
en el idioma más cifrado y obtuso de los entrevistadores.

Sueña más que ninguno
aun cuando sus sueños sean amargos.

¿En que piensa el desempleado cuando, triste y agotado,
se sienta en cualquier acera y mira los autos, los anuncios
el cielo,
y dejando escapar un suspiro se levanta y vuelve a caminar
caminar
caminar